miércoles, 15 de abril de 2015
Reunión 17 de abril
Buenas noches chicos y chicas:
Trs el recuento de votos, el viernes 17 de abril se hará la reunión en persona del taller. Tenemos
dos horarios:
- · De 12 h a 14h
- · De 17 h a 19 h
A nosotros nos da igual el horario. Incluso hemos pedido la
sala a ambas horas. Por ello habíamos
pensado hacer actividades distintas por la mañana y por la tarde, para poder
acoger al máximo de personas posibles para participar y que los que puedan vayan si quieren todo el día. No obstante tendremos en
cuenta vuestros comentarios en esta misma entrada.
El taller será en el salón Mª LUZ NÁJERA en el sótano de la facultad
de Políticas y Sociología (Somosaguas), recordad que para ir allí tenéis que coger el autobús H en Aluche o el A en Moncloa, estos autobuses se consideran zona A.
Esperamos vuestros coentarios y nos vemos allí.
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Ahí estaban, sus figuras se contorsionaban de maneras imposibles,
se combaban, se expandían… era el espectáculo más grande que había visto: uno
era el agresivo discípulo, belicosamente joven, el otro era el sabio maestro,
pacientemente preciso. Estaba seguro que si apartaba la mirada, sus golpes se
me escaparían: una envenenada patada rozando al maestro, que gracias a su
experiencia anticipa el golpe y lo elude milagrosamente. Yo los veía
obnubilado, escuchando los sonidos de mis propias cadenas al romperse, me
liberé de mis limitaciones y me dije: Yo quiero hacer lo mismo que hacen ellos.
Así empecé este largo camino,
admirando la estatua de aquellos dos guerreros, me queda tanto por aprender…
Cuesta
mirar el espejo que refleja el lado que nunca queremos ver de nosotros mismos,
pero Mi Amigo, me habló, con un abrazo y una gran sonrisa me animó a superar
mis defectos y empezar este viaje, me dio fuerza… pero el viaje apenas ha
comenzado, lo duro comienza ahora.
Se
movía de forma hipnótica, yo me enamoré de sus vaivenes, de sus gestos, de su
figura, y va y me dice “sígueme”, colocó mis manos en su cadera y no puede
evitarlo, me pregunté ¿Cómo un tío es capaz de mover las caderas mejor que yo?
Vikky Corffer
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Primero.
Leí las preguntas del examen, me giré hacia mis compañeros y mirándoles a los ojos grité “Por Gondor”.
Segundo.
Cogiendo de nuevo la cámara de fotos salté todo lo que pude para alejarme del tumulto. Puse uno de los modos automáticos al azar con la esperanza de no perder aquella foto; levanté la cámara y enfoqué lo más rápido que pude, pero no tuve tiempo: la mano del policía me agarró del cuello con tanta fuerza que un latigazo me recorrió todo el cuerpo y me hizo caer al suelo. Casi perdí el sentido cuando alguien cayó encima de mí. Sentí gente corriendo a mí alrededor, me pisaron la espinilla y por poco también la cabeza. Y luego todo pasó, deprisa, como había comenzado. No sé cuánto tiempo había pasado desde entonces hasta que me incorporé, solo sentía el dolor de los cristales del objetivo destrozado clavándose en mis manos ensangrentadas.
Tercero.
Quería escribir un microrrelato de entre cero y cincuenta palabras con golpe de efecto al final hasta que me di cuenta de que las ardillas no sabemos escribir.
Elllolol
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Era la primera vez que me adentraba en aquel
lugar. Desde fuera pareció interesante, una de aquellas ruinas cubiertas de
maleza y musgo, de piedras grises y retorcidas, cascotes desgastados por el
viento y la lluvia y restos de alguna estatua que hacía tiempo había perdido
todo contorno. Le pareció interesante. Descubrir sus secretos ocultos.
Seguramente nadie se había adentrado allí en años. Una vez dentro la cosa ya no
me pareció tan divertida. Era una ruina tétrica, alumbrada por antorchas
perennes y llena de tumbas y cuerpos resecos por todas partes. Un ruido me hizo
detener mis pasos. Un rugido húmedo y repugnante. Me giré y vi que, de una de
las lápidas se estaba levantando un cuerpo repugnante de expresión dentuda y
ojos refulgentes.
Grité.
Corrí escaleras arriba.
“¿Qué pasa?” me preguntó una voz a mis espaldas.
“¿Qué pasa?” me preguntó una voz a mis espaldas.
“¡UN DRAUGR!”
“¿Y estás corriendo como una puta?” se rió.
Puse el juego en pausa, me quité los cascos y le
hice un mohín.
(Sin impacto/ 160 pal)
Una cartera vacía. 23 kilos de esperanza.
(Con impacto/ 50 pal)
La miré. Puse mi mano sobre su cabeza. Me lamió con su cálida lengua y, juntas, sentadas en el sofá, miramos aquel documental, aquel ruido de fondo vacío. Su sola presencia era lo único que necesitaba, aquella presencia por la que había luchado tanto. Recorrí con mis dedos la cicatriz en su tripa.
“Estamos ganando.” le dije.
(Sin
impacto/ 50 pal)
DNH
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Decir que le encantaba
el chocolate sería un eufemismo. Lo idolatraba, era su punto débil. Desde que
de niña se escondiera en la despensa para picotear las tabletas sin ser
descubierta no había parado de comerlo, de degustarlo, de devorarlo. Qué dulce.
Y qué fácil iba a ser matarla.
#1 Menos de 50 palabras
La norma más importante
del pueblo era que no debíamos acercarnos al pantano. Cada vez que alguien se
aventuraba, ocurrían cosas malas. Los niños desaparecían, los
adolescentes valentones que intentaban impresionar a sus novias acababan
ahogados e incluso las patrullas de vigilancia, que intentaban evitar esas
catástrofes, sucumbían de vez en cuando a pesar de las precauciones. Después de
una desgracia, el agua de los grifos parecía vino rosado, el abrevadero se
teñía de rojo y con él los hocicos de los animales y el agua con el que se
regaban las cosechas impregnaba el trigo de los campos.
Si aún no sabes por qué
sé todas estas cosas, no te acerques al pantano: yo soy la causa de todas.
#2 Golpe de efecto al final y menos de 160 palabras
Tenía la mala costumbre de olvidar.
Olvidaba lo mucho que le echaba de menos y dónde había puesto los calcetines a rayas. Olvidaba sus penas en las esquinas y olvidaba la edad de sus padres. Se olvidaba del mundo y se olvidaba de la monotonía. Se olvidaba de que tenía una camiseta que no se ponía en el fondo del cajón y se olvidaba de llamar a la abuela.
Tenía la mala costumbre de olvidar bien cogida. Le gustaba olvidar, como hacen los peces, así era todo más divertido, distinto. Su filosofía era sencilla, si lo olvidaba es que no era muy importante.
Olvidaba lo mucho que le echaba de menos y dónde había puesto los calcetines a rayas. Olvidaba sus penas en las esquinas y olvidaba la edad de sus padres. Se olvidaba del mundo y se olvidaba de la monotonía. Se olvidaba de que tenía una camiseta que no se ponía en el fondo del cajón y se olvidaba de llamar a la abuela.
Tenía la mala costumbre de olvidar bien cogida. Le gustaba olvidar, como hacen los peces, así era todo más divertido, distinto. Su filosofía era sencilla, si lo olvidaba es que no era muy importante.
Pero llegó un
momento en el que se olvidó de olvidar, y su teoría no funcionó más.
#3 Libre, fragmento de
una historia.
Black Maiden
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Las olas rompían incesantes mientras
lo veía desaparecer en el agua. Era algo mágico y a la vez triste, pues supe
que nunca volvería a ver ni a mi padre ni al torbellino.
(50 palabras – con golpe de efecto –
drama)
Todos los días se colocaba en la misma
esquina, frágil, pero a la vez dura, curtida, como el cuero al que han dado
mucho uso. Ese color escarlata realmente realzaba el color de su piel, y en esa
sonrisa se reflejaba toda su seguridad, más todo esto era solo apariencia, pues
sus uñas la delataban. Quizás su corazón pertenecía a alguien, o perteneció,
pues no daba señales de apego o amor. Un alma por siempre solitaria tocando
corazones que no quiere poseer.
(160 palabras – sin golpe de efecto -
biografía)
Siempre cámara en mano, intentando
reflejar aquellas cosas que a simple vista pasan desapercibidas o… no se ven.
Aquel terrible accidente se llevó a mucha gente, pero aún quedaban los
escombros, no encontraron a nadie vivo. Cojo la foto de hace 50 años y la miro
detenidamente… y una vez más me pregunto qué habrá sido de aquellos ojos de
mirada incesante y esa mano borrosa.
(160 palabras – con golpe de efecto –
terror)
Aitor
martes, 14 de abril de 2015
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
CRASH
La motocicleta despedazada tenía mejor aspecto que Laura. “Tú se la compraste” “Tú no querías llevarla a los sitios”. El resentimiento era tan grande que no pudieron volver a mirarse a los ojos. En otro mundo el que Laura saliese con una jamaicana era lo peor que podría suceder.
Perdona que interrumpa un minuto tus lecturas. Mi nombre es Aquiles Stromb y necesito ayuda. La reina nido ha eclosionado en Buenos Aires, temo por cada alma del planeta. Estoy alargando al máximo el segundo en el que veo la eclosión para mandar este mensaje: Necesito que pongas la mano en la pantalla u hoja de papel donde leas esto. Cierra los ojos y di mi nombre (si tienes vergüenza espera a que no mire nadie) sentirás que pierdes pie un segundo, pero necesito reunir toda la fuerza posible para un único golpe. Gracias, seas quien seas y estés cuando estés.
Bzzzz
La ciudad es una gran colmena en la que hay zánganos, obreras, crías soldados y un 1% de reinas. Zumbando de aquí para allá levantan su mundo amarillo y negro y mantienen la colmena. ¿Crees que las abejas que el apicultor les roba la miel? ¿Qué se dicen cuando grandes secciones del panal son quitadas? ¿Le dan un sentido a su trabajo o a la vida en general? ¿Por qué tú eres mejor que una abeja? ¿Quién es tu apicultor?
Jarl
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; MicrorrelatoLa cajita de música
Al despertar escuché su voz, y pensé.
Mi vida es como una cajita de música que se pone a sonar cuando le hacen algo
de caso. Conforme se alejaba de nuevo, la musiquita acabó por apagarse.
Máximo de 50
El espejo
Cada vez que miro al espejo veo a ese
monstruo horrible y deforme en el que me he convertido. Intento apartar la
mirada pero la culpa no me deja. Desde el otro lado ese ser malévolo me
devuelve una sonrisa que intenta salirse con la suya: recordarme un pasado del
que nunca podré huir. Las cicatrices que dividen mi cara salen de la piel y se
esparcen por el resto de la habitación, parcelando mis facciones como si de un
engendro me tratase. El ojo izquierdo de mi reflejo mira a mi derecho, mientras
el derecho se va al horizonte. Me muevo un poco y mi imagen se desenfoca,
volviéndose un maremoto turbio de distintas facciones separadas danzando por el
espejo. Esas cicatrices me pesan como una condena, esas cicatrices negras que
llegan hasta el marco del espejo… ¡Espera un momento! El espejo está
roto…
Máximo de 160 con golpe de efecto
Extra:
Por más que lo intentó, no consiguió
que ese gato callejero abandonara su corazón.
Máximo de 50 palabras
Extra
2: homenaje a “El dinosaurio”
Cuando despertó, el gato seguía en su
regazo.
Montag
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Luces y acción.
Mi vida siempre fue humo y
cenizas. Teatro y engaño en un baile de impostores entre copas de champán
francés. Una madeja de mentiras, señuelos y medias verdades. Un tránsito
frenético entre la tinta del calamar y un borrón deshilachado de guion y
bambalinas. Pero a diferencia de la dramaturgia, las billeteras repletas o las
hordas de fanes, mi sensación de soledad no lleva máscara.
Mi cocaína.
El polvo blanco me alejó de todo.
Confiscó mi juventud, profesión y sustento. La primera vez fue en aquella
fiesta en la que modelos y caníbales de hocico albino la devoraban enardecidos.
Te engancha poco a poco. Te ofrecen y te rindes. El azúcar arruinó mi vida.
(Golpe de efecto).
Carla.
Carla corre ensangrentada. Ella y
su machete. Carla corre hacia ti.
Héctor Puente Bienvenido
Antología breve de lo que no es amor
Práctica 9; Microrrelato
Pretérito imperfecto.
Todo tiene un valor, y nada es blanco o negro. Es la diferencia entre que llovizne y se desate una tormenta. A veces es una diferencia obvia, otras, no tanto. No es lo mismo besar en sueños que besar sin ser correspondido, besar apasionadamente que estar a punto de besar, haber besado que poder besar alguna vez. Si quisiste besarme, me besaste mucho; si nunca te atreviste, no fue poco tampoco.
Para eso existe la palabra. Podría preguntarte, y tú me lo
dirías. Pero es que nunca me ha gustado el cine en blanco y negro, y el valor
del pretérito imperfecto es, precisamente, su gris.
Una escena cualquiera. 160 palabras.
Microrruptura.
Ayer, te pregunté en qué estabas pensando.
No respondiste nada, y te quejaste:
“Odio esa pregunta”
Yo me quedé pensando en cómo eras y dijiste:
“¿En qué piensas tú?”
No dije nunca mayor sinceridad
que “en nada”.
50 palabras, sin golpe de efecto (opcional).
Duerme, duerme
profundamente.
50 palabras, con golpe de efecto.
“El buen amante espera eternamente”
Un mechón de pelo rubio atado al cabecero de la cama.
Su anfitrión duerme profundamente. En frente, sobre la
cómoda, el retrato grabado de una joven con moño. Un mechón irregular le cae
sobre la frente.
“El buen amante espera eternamente” pone sobre la lápida.
Julia Concepción Gutiérrez
lunes, 13 de abril de 2015
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Memorias de un asesino
“Mátala” gritó, mis tímpanos retumbaban con el eco de aquella orden caprichosa, pero ello me fue indiferente. En mi cabeza había una serenidad inmensa, apreté el gatillo y disparé, mirando a mi presa a los ojos, viendo con claridad su vida apagándose… Quería más.
Microrrelato con efecto al final; ¿matará al que tenía al lado?
Esquizofrenia
Me están mirando, lo sé, lo siento. Me persiguen. Por mucho que corra, ellos me encuentran. No puedo dormir, al cerrar los ojos los oigo burlarse, quejarse, enfadarse… Y entonces mi cuerpo se siente extraño, vomito bichos por la boca, siento que mi cara se deforma y mis piernas y brazos se paralizan. No puedo salir, estoy sucia, ellos me lo dicen. Tengo miedo de irme pero tengo miedo de quedarme. A veces pienso en abrirme la cabeza y sacármelos, el médico dice que no son reales pero yo se que están ahí.
Microrrelato, trozo de historia
Sentidos
Yo solo escucho y pienso, pero rara vez habló. Reflexiono en muchas cosas. Si nací con dos ojos, como el resto, ¿porque mi suerte se agotó apenas comencé a aprovecharla?, ¿porque solo tuve la oportunidad de mojarme los labios? Preferiría no haber nunca probado tal fortuna, así no la añoraría. Pero tengo un aliado, es lo que me salvó del infierno, notó como me sacude el cuerpo, como la brisa me acaricia el cuello o me ondea el cabello, veo sus formas, su fuerza... Y me siento feliz, viva. Me paso el día en el jardín, leyendo con las manos. Mis manos son mis ojos, el viento la representación de mi existencia.
Microrrelato, trozo de historia
Cristina Torres
jueves, 9 de abril de 2015
Taller de Escritura ¡Nueva Reunión!
Esperamos que esta vez no haya contratiempos y podamos hacer la reunión.
Las fechas que se barajan son:
- · Martes 14 de abril (17:00 h)
- · Miércoles 15 de abril (17:00 h)
- · Jueves 16 de abril (17:00 h)
- · Viernes 17 de abril (12:00 h) o (17:00 h)
- · Lunes 20 de abril (18:00 h)
- · Martes 21 de abril (19:00 h)
Recordad que podéis votar escribiendo en esta misma entrada y poniendo vuestro pseudónimo.
Podéis elegir varios días. Se optará por el día más votado.
Si no podéis venir no pasa nada, este taller es online,
aunque nos encantaría poder contar con la presencia de todos.
¡Nos vemos allí!
martes, 24 de marzo de 2015
Cambio fecha Segunda Reunión
Aunque ya sabíamos que esta semana era difícil tener una reunión en la facultad debido a las huelgas universitarias, queríamos hacer la reunión lo antes posible. Sin embargo en vista de que hoy han cerrado las facultades y mañana no hay previsión de una tónica distinta, nos vemos obligados a posponer la reunión.
Por un lado nos da mucho coraje, pero por otro entendemos la situación perfectamente. Por lo cual tenemos que posponerla a después de Semana Santa (ya que no hubo votaciones para el jueves).
No obstante esta misma noche se enviará el correo con el siguiente ejercicio.
Sentimos todos estos problemas que han podido causaros tantas molestias desde El Taller de Escritura Creativa.
Muchas gracias.
Un saludo.
Por un lado nos da mucho coraje, pero por otro entendemos la situación perfectamente. Por lo cual tenemos que posponerla a después de Semana Santa (ya que no hubo votaciones para el jueves).
No obstante esta misma noche se enviará el correo con el siguiente ejercicio.
Sentimos todos estos problemas que han podido causaros tantas molestias desde El Taller de Escritura Creativa.
Muchas gracias.
Un saludo.
martes, 17 de marzo de 2015
Segunda reunión del taller.
Como ya ha pasado mucho tiempo es hora de reunirnos. Dejaremos abierta las votaciones hasta el domingo 22 para que tengáis tiempo de pensaros cuándo preferís.
Lo más seguro es que la reunión se haga en la
facultad de Políticas y Sociología de Somosaguas como ocurrió la última vez.
La hora sería a las 17:00.
- Martes 24 de marzo
- Miércoles 25 de marzo
- Jueves 26 de marzo
- Dejarlo para después de Semana Santa (en ese caso se haría una votación en un par de semanas).
Ya sabéis que para poder votar sólo tenéis que escribir un mensaje en esta
entrada con vuestro pseudónimo del taller y las fechas que preferís para el
mismo. Se elegirá siempre beneficiando al mayor número de personas. Podéis
elegir varias fechas.
La reunión tendrá el siguiente
orden:
- Debate sobre cómo está funcionando el taller.
- Actividad y corrección de la misma. (2 si da tiempo).
- Preguntas y sugerencias.
La fuerza del destino
Práctica 8; Humor.
– En mi vida, solo he recibido una carta de amor. Y no era
tuya.
– Lo intenté, Marta, de verdad que lo intenté. ¡Mírala! Está
aquí.
Antonio se sacó un sobre arrugado del bolsillo de la
chaqueta. La lluvia lo había empapado de tal manera que en las esquinas inferiores
se transparentaban las palabras del papel. El servicio de correos se la había
devuelto con años de retraso.
Marta respiró profundamente y miró a un lado. Su perfil
altivo le decía que no iba a escucharle. Que aún seguía sentado en el sofá de
su casa, pero que la puerta estaba cerrada desde hacía tiempo. Había contestado
a su correspondencia solo por amabilidad.
– Dame tus mejores deseos para el bebé, y vete.
– Que seáis felices.
Contrariado, se levantó bruscamente y caminó hacia la
puerta. Su mal carácter era una de las cosas que Marta nunca había soportado,
aunque ella lo tuviera aún peor. Pero ya no había necesidad de cambiar, ya no
había vuelta atrás. Tres años de distancia y su propia estupidez habían acabado
con todo.
Cuando bajó a la calle, la lluvia y la noche cayeron sobre
él. Toda la ira de que había necesitado para llegar hasta ahí, en un momento,
se esfumó. Esperando que nadie estuviera por la calle a las dos de la mañana,
se sentó en el bordillo de la acera y enterró la cara entre las manos. El agua
que se dirigía hacia el alcantarillado comenzó a escalar por sus calcetines,
pero no le importó.
A unos cuantos metros, un bar aún permanecía abierto y por
sus ventanas se escapaban las notas de la última canción de Michael Jackson, She's
out of my life.
Marta como madre soltera. Parecía una pesadilla; aunque no
le habría extrañado que después de su relación hubiera querido hacerse
lesbiana. Asqueado por el devenir de sus pensamientos, negó con la cabeza y se
incorporó. Y en frente de él, como en una revelación, vio el cartel encendido
de una lavandería.
Había visto esas cosas en pelis yanquis. Extrañado, se
acercó. Sus pasos resonaron en la calle solitaria y se sumaron al murmullo de
la lluvia. Ya comenzaba a sentirse más tranquilo.
“La lavadora de los deseos. Ven y límpiate por dentro” Era
el eslogan, sobre un fondo rosa.
Intentó ver a través de las cristaleras, pero el local
estaba casi en penumbra. Se acercó a la puerta y vio que en efecto, estaba
abierto. Dudó durante unos instantes, pero se encogió de hombros y entró.
– Antonio... - escuchó una voz ronca.
– ¡¿Eh?! ¿quién es?
De golpe, varios fluorescentes iluminaron la habitación. Un
motero gordo y andrajoso estaba apoyado contra la pared de en frente, de
espaldas a él.
– Perdona, habían vuelto a saltar los fusibles.
– ¿Cómo sabes mi nombre?
– Tu camisa. Trabajas en el McDonald's, ¿no?
Antonio suspiró, aliviado. Aquella no era una de esas
historias en que un despechado se encuentra con una adivina que le ayuda a
recuperar su amor.
El motero, que llevaba pendientes en ambas orejas, se acercó
trabajosamente hasta el mostrador y se sentó. El olor de sus brazos desnudos,
llenos de tatuajes, golpeó a Antonio.
– Y bien, ¿qué querías?
– Eeeeh... Nada, solo preguntar. En el cartel pone que lavan
por dentro. Será un eslogan, supongo.
– ¿Es que te sientes sucio?
– Eso es algo privado.
El hombre grueso dio una palmada que casi tiró el mostrador
y rompió a reír.
– ¡Qué poco sentido del humor, Antonio!
– Perdona, creo que ya me voy.
Antonio se dio la vuelta, avergonzado y sorprendido por el
camino retorcido al que le habían llevado los acontecimientos. Pero cuando
tenía la mano en la puerta, el motero dijo:
– Entonces, ¿no quieres viajar en el tiempo?
– ¿Cómo dices?
– Nada, es que ahí en la acera, parecías un tanto deprimido.
Pensé que necesitarías una ayudita. Si no no habría abierto la lavandería.
– ¿La has abierto para mí? No entiendo nada.
– Solo abrimos cuando sabemos que alguien va a venir.
El motero, que ahora estaba recostado contra el borde del
mostrador, se cruzó de brazos y le miró con cara de circunstancias.
– ¿Si me pusiera un turbante y fuera una mujer negra te
convencería más? - inquirió.
Antonio consiguió sonreír.
– Es que... no entiendo mucho de qué va todo esto.
– Mira, chaval, te metes en la lavadora y te mando a donde tú
me digas. Dos mil pesetas el año.
Antonio se quedó mirando las lavadoras que estaban alineadas
contra la pared.
Efectivamente, si abría la tapa superior, podía llegar a entrar.
Pero no quería acabar dando vueltas con la boca llena de jabón. Y viajar en el
tiempo todavía no era físicamente posible.
– ¿Vas a quedarte pasmado toda la noche, o me vas a pagar?
– Lo siento, es que...
– ¿Crees que te estoy timando?
– Me temo que sí.
– Bueno, pues ya me pagarás cuando vuelvas. Con un montón de
vales de hamburguesas.
El motero se acercó a Antonio y le cogió por los hombros
para empezar a empujarle hacia una de las lavadoras. Podría haberse resistido;
pero el motero apretaba muy fuerte y Antonio tampoco valoraba mucho su propia
vida.
– Quítate los zapatos, es más cómodo.
El motero le pidió el carnet de conducir y el DNI, a fin de
asegurarse de que volvería.
Antonio acabó en el corazón de esa máquina de metal,
abrazado en posición fetal. Le habría gustado estar borracho para poder
dormirse, pero supuso que el alcohol no entraba en la tarifa. Escuchó refunfuñar
al motero mientras intentaba cerrar la tapa.
– Espero que en el futuro cambien el diseño. Estaría mejor con
forma de armario y muchos tubos de colores. ¿A dónde te llevo?
– Mil novecientos setenta y siete.
– ¿Solo dos años, eh? Ts, sin el maldito Franco habríamos
hecho mejor negocio. Nadie quiere ir más allá de mil novecientos setenta y
cinco.
Antes de poder despedirse, el motorista había cerrado la
tapa y sumido a Antonio en la total oscuridad. Su corazón comenzó a oprimirse
de miedo. Habría sido mejor suicidarse de cualquier otra manera.
Supo que estaba dando vueltas, pero no sentía nada. Como
cuando se acostaba demasiado deprisa y le parecía que la cama giraba y giraba.
Y, antes de que pudiera palpar mejor cuanto había a su alrededor, la puerta
volvió a abrirse y un chico engominado le ayudó a salir.
– Son cuatro kilos. - le dijo en cuanto estuvo en el suelo.
Antonio tuvo que mirarle a los ojos para darse cuenta de que
seguía siendo el motorista, solo que con camisa y corbata. Y sin tatuajes.
– Me dijeron que podría pagar después.
– ¡Puto yo del futuro! ¡joder! ¡No hace más que arruinarme!
Antonio compuso una sonrisa de disculpa y se dispuso a dejar
el establecimiento, cuando el
premotorista le agarró por el brazo y le dio una tarjeta.
– Lee esto y no la cagues.
“Instrucciones para los viajes en el tiempo.
Primer paso. Cómprate unos zapatos.
Segundo paso. Aségurate de no encontrarte con tu pasado yo.
No aseguramos contra la apoplejía y la muerte instantánea.
Tercer paso. El pasado siempre seguirá intentando ser como
era. Las fuerzas del destino tratarán de que todo te salga mal. No te plantees cosas
complejas.”
Cuando Antonio salió de la tienda, estaba eufórico. Solo
tendría que dejar una carta en el buzón de Marta, que vivía en el edificio de
en frente, para que dejara de pensar que se había olvidado de ella durante su
estancia en la universidad. Y ya no tendría una aventura con otro hombre, ni
estaría decidida a dar a luz a su hijo. Seguirían juntos y probablemente se
casarían, sin que el servicio de correos hubiera perdido su correspondencia y
lo hubiera impedido.
Se compró las chanclas más baratas que encontró, junto con
un taco de folios, un sobre y un bolígrafo. El bolígrafo no pintó, porque era
un de un Todo a cien,
así que tuvo que acercarse hasta una papelería, pero esos fueron todos los
altercados. Al fin y al cabo, la suya era una tarea sencilla.
Cuando hubo acabado, decidió adjuntar la letra de She's
out of my life. “He escrito esto pensando en ti. Se lo
he enviado a Michael Jackson, pero no creo que me conteste”. Antonio 1; Tom Bahler,
0.
Metiendo el sobre en el buzón, creyó ser el hombre más feliz
del mundo. Aunque tuviera que volver a meterse en la lavadora y que darle cien
vales al motorista que le costarían más de un mes de trabajo.
Cuando regresó al tiempo presente, ya eran las tres de la
mañana. Pero, teniendo en cuenta que Marta seguiría siendo su novia, si es que
no vivían juntos, no le importó llamar a su timbre. No respondió, pero
insistió, y finalmente una voz somnolienta le contestó por el interfono.
- ¿Es una broma pesada?
- Marta, ¡abre! ¡Soy yo, Antonio!
- ¿¡Qué haces aquí?!
- ¡Ábreme!
- ¡Estás loco!
Un pitido le indicó que ya podía pasar. Marta le esperaba
con un camisón de margaritas que ya llevaba con dieciséis años, según podía
recordar, y el pelo revuelto. No tenía una expresión altiva, sino confundida,
lo que resultó una buena señal para Antonio, que entró sin pedir permiso y se
dejó caer en el sofá.
- Tenía ganas de verte. - dijo.
- ¿Después de dos años? - inquirió Marta con ironía.- ¿Has
venido por lo de mi hijo?
- ¿Qué hijo?
Marta puso los ojos en blanco.
- Te lo dije en las cartas, ¿no las has abierto?
Antonio se quedó paralizado. Es como si estuviera viviendo,
de nuevo, la horrible escena que tuvo con Marta antes de entrar en la
lavandería. Pero no, no podía ser. Porque había viajado al pasado y se había
asegurado de meter bien la carta en el buzón. Las cosas no podían continuar
como si nada. Marta no se podía haber sentido sola, ni haber dado por
finalizada su relación. Ni haber intimado con otro hombre.
- Yo... te envié una carta. En la universidad. No entiendo
por qué... ¿Por qué ya no estamos juntos? - balbuceó Antonio.
- En mi vida, solo he recibido una carta de amor. Y no era
tuya.
Antonio se sintió como si esa frase le hubiera partido por
la mitad.
- ¿De quién? ¿quién te escribió?
- Eso no es asunto tuyo.
Marta bajó los ojos y se ruborizó.
- ¿No sabes de quién es? - adivinó Antonio.
- No. Pero era muy real. Me escribió una canción.
Antonio sintió que le faltaba el aire. No había firmado la
maldita carta. ¡El destino se la había jugado, no con un bolígrafo de los
chinos, sino con su propia estupidez! Y todo lo que había dicho, sus
sentimientos en primera persona, eran puro lirismo, puro amor. No había ninguna
referencia al mundo material. Marta no había podido suponer que fuera suya, no
tenía razones para hacerlo.
- Fui yo. Yo te la escribí. She's out of my life.
- Ya. Justo la que lleva sonando toda la noche en el bar de
enfrente. ¿Qué te hace pensar que me escribirían una canción de Michael
Jackson?
- Pero es cierto, ¿no?
- Eres patético.
Los ojos de Marta estaban vidriosos. Y Antonio pudo saber
que no era solo por el enfado, sino también por la humillación de creer que él
había adivinado la canción.
- ¿No vas a creerme, verdad? Es el destino.
- No, Antonio, no te creo. Y no es el destino, es que eres
estúpido.
Antonio negó con la cabeza, incapaz de creer lo que estaba
pasando, pero se levantó, dispuesto a marcharse. Desde la ventana, todavía veía
el cartel rosa de la lavandería.
- Si esa carta hubiera sido mía... ¿Qué habría pasado?
Marta resopló, impaciente. Solo quería que aquel extraño
saliera de su piso.
- Nada. No puedes cambiar el pasado con una simple carta.
Julia Concepción
Gutiérrez
El viejo y el bar
Práctica 8; Humor.
-Venga, necesito que me diga
algo convincente. Necesito saber si mi carrera como escritor tiene futuro o si
debería retirarme ya, suicidarme, esas cosas que hacen los escritores.
-Tenga paciencia, que sea
vidente no significa que mis servicios sean exprés. Le voy a decir lo que veo
en las cartas, y a partir de eso iremos desentrañando su futuro. ¿De acuerdo,
señor H.?
-Sí, sí, venga.
- Veo que fue usted soldado, lo
que, supongo, le proporcionó bastante material para escribir.
-Ese camino se agostó. He
escrito sobre guerras, sobre heridas de guerras, sobre amor en la guerra…
-¿Por qué no le escribe
historias de amor a su esposa? O poemas, o pequeños relatos…
-¿A cuál de todas?
-Pues a la actual, supongo…
Cómo va usted a escribir a su ex mujer, hombre de Dios. Eso hágalo solo si quiere aumentar la lista
de ex esposas.
-Qué se yo. Necesito
inspiración más rápido. Ya se nos han ido los veinte dólares de la primera
hora.
-Vamos a necesitar unas
cuantas, me temo… A ver, cuénteme más cosas de su vida, qué le gusta hacer en
sus ratos libres, cuáles son sus pasiones…
-¿Eso no se lo dicen las
cartas?
-Claro, claro. Mire, El colgado
y la Emperatriz. ¿Le gustan los toros? ¿Por qué no escribe sobre corridas de
toros?
-¿Pero usted ha leído alguno de
mis libros? Escribí sobre los Sanfermines y tuve que darle todas las ganancias
de ese libro a mi mujer para poder irme con otra, con la que ya no estoy, por
cierto, así que no me hable de toros, leñe, y siga pensando.
-No guerra, no amor, no toros.
¿Por qué no una historia sobre un escritor fracasado que pierde a su mujer?
-Hubiera sido una buena idea,
pero se me ocurrió a mi solito en los años 30. Dígame algo que no sepa, señora.
-Que harán película. Con Ava
Gardner como esposa muerta.
-Ojalá mi esposa se hubiese
parecido a Ava Gardner.
-Escuche, señor. Ya lo tengo:
dedíquese a la pesca.
-¿Tan mal ve mi futuro…?
-No, no. Ganará el premio Nobel
por escribir sobre un viejo que pesca, señor Hemingway. Siga escribiendo. Son
43 dólares con 58 centavos. Que tenga un buen día.
Black Maiden
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