lunes, 16 de marzo de 2015

Ese Noruego que No era Noruego sino que era Finlandés

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 Práctica 8; Humor.

— Anda, ¡hola! ¿Eres nuevo? Encantado, me llamo Jeff.
—…
— ¿Cómo te llamas?
— Daniel.
Ya podría estrecharme la mano, que llevo ya un rato con la mía levantada. Nada, nada, ante todo no debes olvidar tus modales Jeff, enséñale la casa y así seguro que pierde el miedo.
— Bueno… Pues bienvenido a tu nueva casa. Mira, te enseñaré dónde está todo.
—…
Eres súper hablador, ¿eh?
— Aquí tenemos la cocina, como ya te imaginarás. Tienes estos cajones para guardar lo que quieras, y la nevera está dividida por baldas, para que dejemos en cada una lo que es de cada uno. Ya me entiendes, juntos pero no revueltos, ¿eh? Jajajajaja
— …
Finísimo sentido del humor, por lo que veo.
— Bien entonces, luego está el salón. No es nada del otro mundo, pero tenemos tele de alta definición. Cortesía del casero, fíjate tú jajajaja…
— …
— Como siempre, los cajones a tu entera disposición, para guardar lo que veas. Lo de la ropa en el tendedor es sencillo: si ves que la ropa te da para ello, usa sólo la mitad, así podremos hacer la colada los otros dos. ¡Ah, se me olvidaba! Vive también un chico chileno, bueno, ahora estará en su habitación supongo. A todo esto,  ¿de dónde eres tú?
— Finlandia.
— Vaya, debe hacer un frío que pela ahí arriba, ¿eh? Jajajajaja
— ...
O puede que no, nunca lo sabremos. Por lo menos podría alegrar esa cara, está empezando a darme miedo.
— Aquí tienes el baño, sólo hay uno, y somos tres, así que tendremos que respetar los horarios no sea que por no poder ducharse llegue tarde a clase. Tú estudias, ¿verdad?
— Informática
Y algo me dice que te sabes relacionar mejor con los ordenadores que con las personas, ¿verdad colega del norte?
— ¡Eso está genial! El otro chaval, el chileno, también estudia algo de eso, informática, o programación o algo así. Cuando salga ya te dirá él.
Nunca va a salir de su cuarto, estoy solo frente al peligro, me lo huelo.
— Yo estudio filosofía.
— …
Oh, muchas gracias por interesarte en mi vida, pues me va genial, estoy en 4º curso, haciendo muchos amigos porque les pregunto qué tal les van las cosas que hacen.
— Bien, y ahí está tu cuarto. Sí, ese, al final del pasillo.
— …
De nada hombre, si enseñarte la casa no me cuesta nada. Tú sigue adelante con tus maletas como si yo no existiera, no me ofende ni nada.
— Vaaale, pues me voy a hacerme un bocadillo a la cocina, si necesitas algo ya sab…
— Ven, ven aquí, mira esto.
Qué buenos modales, me encanta este chico, es todo dulzura.
— ¿Qué ocurre?
— La pared de mi cuarto está deshecha. Está todo con humedad, es inaceptable. Y hay sábanas debajo de la cama, sábanas sucias. Me parece una vergüenza cómo está esto.
Vaya, nos salió sibarita el niño.
— No te preocupes hombre, seguro que el casero lo arreglará, tú tan sólo llámale y le comentas lo que ocurre y te dirá algo.
— Yo estoy pagando un precio por un mínimo de calidad. Esto me parece una broma. La pared está que da asco, parece que se vaya a caer. Para esto me voy a cualquier otro lado y no pago tantísimo como estoy pagando aquí.
— Bueno, tienes que reconocer que la casa está bien situada, ¿has visto que se ve toda Casa de Campo?
¿Por qué estoy haciendo de abogado del diablo? Ni que me importara lo más mínimo que se fuese ahora mismo a su tierra…
— Llamaré ahora mismo, vamos, me parece un timo.
— Oye, ¿hace cuánto llegaste de Noruega?
— …
— …
— Finlandia
Este me mata. Me mata y me entierra muy profundo. Menuda mirada asesina que me está echando. Mejor me disculpo antes de que saque un hacha de la maleta… ¿A quién estoy metiendo en mi casa?
— Perdón
— Bueno, llamaré luego. Pero esto es vergonzoso. Mi padre es español y dice que el precio que cobran aquí es muy alto. Y si estoy pagando tanto es por una calidad que no veo aquí.
— Venga, que no es para tanto. Ven, ven al salón. No te preocupes por el cuarto, eso entre hoy y mañana ya está arreglado, ya lo verás.
— …
—…
—…
— Geniaaaaaal, entonces dime. ¿Qué te trae a Madrid?
— Vengo a estudiar, como tú.
Es un genio de la obviedad, me encanta.
— Me refería a por qué Madrid y no cualquier otro lado.
Por mí podría haberse ido a Japón, que para lo que habla…
— Por mi padre.
—…
—…
No me des tantos detalles, por favor, me abrumas.
— ¿Te mandó tu padre aquí?
— No, él vive aquí, en España, ya te lo he dicho.
Mentira, le he dado para arriba a la rueda del ratón y has dicho que era español, no que viviera aquí. Podrías ahorrarte esa mueca que haces con la boca, como si llevaras un anzuelo clavado desde Noruega.
— Ah, que era español, es verdad. ¿Y qué? ¿Te gusta Madrid?
— Acabo de llegar.
Correcto, ya lo veo, era por sacar conversación, pero este ritmo me supera. ¿Por qué no vas a visitar la ciudad y dejas de hacerme sentir incómodo?
— Si quieres que te puedo dar indicaciones del barrio, para que sepas dónde está tod…
— ¿Hay fruterías cerca?
— ¡Claro! Tienes la del Día ahí abajo, y luego más allá tienes el Mercadona, pero…
— Ni hablar, esas no me sirven, necesito fruterías de verdad.
Creo que mis mandarinas son bastante reales, pero puedo darte con ellas en la cara si quieres comprobarlo.
— Pues ahí me has pillado jajaja… No tengo ni idea.
— Ya veo.
¿Eres siempre así? Tanta amabilidad me agobia. Me has quitado el hambre, no te digo más.
— Bueno, me voy a mi cuarto, si tienes cualquier duda tan sólo coméntamela, ¿vale?
— Bien.
Correcto. Esto. De. Hablar. Con. Monosílabos. Es. El. Futuro. Se. Comenta.
— Pues ale, espero que pases unas buenas semanas…
— Seis meses.
Dios mío, ¿qué te he hecho?
— Unos buenos seis meses en Madrid, y que no eches mucho de menos Noruega.
—…
—…
— ¡¡¡Finlandia!!!
Esta vez ha sido a posta.
Montag

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