miércoles, 15 de abril de 2015
Reunión 17 de abril
Buenas noches chicos y chicas:
Trs el recuento de votos, el viernes 17 de abril se hará la reunión en persona del taller. Tenemos
dos horarios:
- · De 12 h a 14h
- · De 17 h a 19 h
A nosotros nos da igual el horario. Incluso hemos pedido la
sala a ambas horas. Por ello habíamos
pensado hacer actividades distintas por la mañana y por la tarde, para poder
acoger al máximo de personas posibles para participar y que los que puedan vayan si quieren todo el día. No obstante tendremos en
cuenta vuestros comentarios en esta misma entrada.
El taller será en el salón Mª LUZ NÁJERA en el sótano de la facultad
de Políticas y Sociología (Somosaguas), recordad que para ir allí tenéis que coger el autobús H en Aluche o el A en Moncloa, estos autobuses se consideran zona A.
Esperamos vuestros coentarios y nos vemos allí.
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Ahí estaban, sus figuras se contorsionaban de maneras imposibles,
se combaban, se expandían… era el espectáculo más grande que había visto: uno
era el agresivo discípulo, belicosamente joven, el otro era el sabio maestro,
pacientemente preciso. Estaba seguro que si apartaba la mirada, sus golpes se
me escaparían: una envenenada patada rozando al maestro, que gracias a su
experiencia anticipa el golpe y lo elude milagrosamente. Yo los veía
obnubilado, escuchando los sonidos de mis propias cadenas al romperse, me
liberé de mis limitaciones y me dije: Yo quiero hacer lo mismo que hacen ellos.
Así empecé este largo camino,
admirando la estatua de aquellos dos guerreros, me queda tanto por aprender…
Cuesta
mirar el espejo que refleja el lado que nunca queremos ver de nosotros mismos,
pero Mi Amigo, me habló, con un abrazo y una gran sonrisa me animó a superar
mis defectos y empezar este viaje, me dio fuerza… pero el viaje apenas ha
comenzado, lo duro comienza ahora.
Se
movía de forma hipnótica, yo me enamoré de sus vaivenes, de sus gestos, de su
figura, y va y me dice “sígueme”, colocó mis manos en su cadera y no puede
evitarlo, me pregunté ¿Cómo un tío es capaz de mover las caderas mejor que yo?
Vikky Corffer
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Primero.
Leí las preguntas del examen, me giré hacia mis compañeros y mirándoles a los ojos grité “Por Gondor”.
Segundo.
Cogiendo de nuevo la cámara de fotos salté todo lo que pude para alejarme del tumulto. Puse uno de los modos automáticos al azar con la esperanza de no perder aquella foto; levanté la cámara y enfoqué lo más rápido que pude, pero no tuve tiempo: la mano del policía me agarró del cuello con tanta fuerza que un latigazo me recorrió todo el cuerpo y me hizo caer al suelo. Casi perdí el sentido cuando alguien cayó encima de mí. Sentí gente corriendo a mí alrededor, me pisaron la espinilla y por poco también la cabeza. Y luego todo pasó, deprisa, como había comenzado. No sé cuánto tiempo había pasado desde entonces hasta que me incorporé, solo sentía el dolor de los cristales del objetivo destrozado clavándose en mis manos ensangrentadas.
Tercero.
Quería escribir un microrrelato de entre cero y cincuenta palabras con golpe de efecto al final hasta que me di cuenta de que las ardillas no sabemos escribir.
Elllolol
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Era la primera vez que me adentraba en aquel
lugar. Desde fuera pareció interesante, una de aquellas ruinas cubiertas de
maleza y musgo, de piedras grises y retorcidas, cascotes desgastados por el
viento y la lluvia y restos de alguna estatua que hacía tiempo había perdido
todo contorno. Le pareció interesante. Descubrir sus secretos ocultos.
Seguramente nadie se había adentrado allí en años. Una vez dentro la cosa ya no
me pareció tan divertida. Era una ruina tétrica, alumbrada por antorchas
perennes y llena de tumbas y cuerpos resecos por todas partes. Un ruido me hizo
detener mis pasos. Un rugido húmedo y repugnante. Me giré y vi que, de una de
las lápidas se estaba levantando un cuerpo repugnante de expresión dentuda y
ojos refulgentes.
Grité.
Corrí escaleras arriba.
“¿Qué pasa?” me preguntó una voz a mis espaldas.
“¿Qué pasa?” me preguntó una voz a mis espaldas.
“¡UN DRAUGR!”
“¿Y estás corriendo como una puta?” se rió.
Puse el juego en pausa, me quité los cascos y le
hice un mohín.
(Sin impacto/ 160 pal)
Una cartera vacía. 23 kilos de esperanza.
(Con impacto/ 50 pal)
La miré. Puse mi mano sobre su cabeza. Me lamió con su cálida lengua y, juntas, sentadas en el sofá, miramos aquel documental, aquel ruido de fondo vacío. Su sola presencia era lo único que necesitaba, aquella presencia por la que había luchado tanto. Recorrí con mis dedos la cicatriz en su tripa.
“Estamos ganando.” le dije.
(Sin
impacto/ 50 pal)
DNH
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Decir que le encantaba
el chocolate sería un eufemismo. Lo idolatraba, era su punto débil. Desde que
de niña se escondiera en la despensa para picotear las tabletas sin ser
descubierta no había parado de comerlo, de degustarlo, de devorarlo. Qué dulce.
Y qué fácil iba a ser matarla.
#1 Menos de 50 palabras
La norma más importante
del pueblo era que no debíamos acercarnos al pantano. Cada vez que alguien se
aventuraba, ocurrían cosas malas. Los niños desaparecían, los
adolescentes valentones que intentaban impresionar a sus novias acababan
ahogados e incluso las patrullas de vigilancia, que intentaban evitar esas
catástrofes, sucumbían de vez en cuando a pesar de las precauciones. Después de
una desgracia, el agua de los grifos parecía vino rosado, el abrevadero se
teñía de rojo y con él los hocicos de los animales y el agua con el que se
regaban las cosechas impregnaba el trigo de los campos.
Si aún no sabes por qué
sé todas estas cosas, no te acerques al pantano: yo soy la causa de todas.
#2 Golpe de efecto al final y menos de 160 palabras
Tenía la mala costumbre de olvidar.
Olvidaba lo mucho que le echaba de menos y dónde había puesto los calcetines a rayas. Olvidaba sus penas en las esquinas y olvidaba la edad de sus padres. Se olvidaba del mundo y se olvidaba de la monotonía. Se olvidaba de que tenía una camiseta que no se ponía en el fondo del cajón y se olvidaba de llamar a la abuela.
Tenía la mala costumbre de olvidar bien cogida. Le gustaba olvidar, como hacen los peces, así era todo más divertido, distinto. Su filosofía era sencilla, si lo olvidaba es que no era muy importante.
Olvidaba lo mucho que le echaba de menos y dónde había puesto los calcetines a rayas. Olvidaba sus penas en las esquinas y olvidaba la edad de sus padres. Se olvidaba del mundo y se olvidaba de la monotonía. Se olvidaba de que tenía una camiseta que no se ponía en el fondo del cajón y se olvidaba de llamar a la abuela.
Tenía la mala costumbre de olvidar bien cogida. Le gustaba olvidar, como hacen los peces, así era todo más divertido, distinto. Su filosofía era sencilla, si lo olvidaba es que no era muy importante.
Pero llegó un
momento en el que se olvidó de olvidar, y su teoría no funcionó más.
#3 Libre, fragmento de
una historia.
Black Maiden
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
Las olas rompían incesantes mientras
lo veía desaparecer en el agua. Era algo mágico y a la vez triste, pues supe
que nunca volvería a ver ni a mi padre ni al torbellino.
(50 palabras – con golpe de efecto –
drama)
Todos los días se colocaba en la misma
esquina, frágil, pero a la vez dura, curtida, como el cuero al que han dado
mucho uso. Ese color escarlata realmente realzaba el color de su piel, y en esa
sonrisa se reflejaba toda su seguridad, más todo esto era solo apariencia, pues
sus uñas la delataban. Quizás su corazón pertenecía a alguien, o perteneció,
pues no daba señales de apego o amor. Un alma por siempre solitaria tocando
corazones que no quiere poseer.
(160 palabras – sin golpe de efecto -
biografía)
Siempre cámara en mano, intentando
reflejar aquellas cosas que a simple vista pasan desapercibidas o… no se ven.
Aquel terrible accidente se llevó a mucha gente, pero aún quedaban los
escombros, no encontraron a nadie vivo. Cojo la foto de hace 50 años y la miro
detenidamente… y una vez más me pregunto qué habrá sido de aquellos ojos de
mirada incesante y esa mano borrosa.
(160 palabras – con golpe de efecto –
terror)
Aitor
martes, 14 de abril de 2015
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
CRASH
La motocicleta despedazada tenía mejor aspecto que Laura. “Tú se la compraste” “Tú no querías llevarla a los sitios”. El resentimiento era tan grande que no pudieron volver a mirarse a los ojos. En otro mundo el que Laura saliese con una jamaicana era lo peor que podría suceder.
Perdona que interrumpa un minuto tus lecturas. Mi nombre es Aquiles Stromb y necesito ayuda. La reina nido ha eclosionado en Buenos Aires, temo por cada alma del planeta. Estoy alargando al máximo el segundo en el que veo la eclosión para mandar este mensaje: Necesito que pongas la mano en la pantalla u hoja de papel donde leas esto. Cierra los ojos y di mi nombre (si tienes vergüenza espera a que no mire nadie) sentirás que pierdes pie un segundo, pero necesito reunir toda la fuerza posible para un único golpe. Gracias, seas quien seas y estés cuando estés.
Bzzzz
La ciudad es una gran colmena en la que hay zánganos, obreras, crías soldados y un 1% de reinas. Zumbando de aquí para allá levantan su mundo amarillo y negro y mantienen la colmena. ¿Crees que las abejas que el apicultor les roba la miel? ¿Qué se dicen cuando grandes secciones del panal son quitadas? ¿Le dan un sentido a su trabajo o a la vida en general? ¿Por qué tú eres mejor que una abeja? ¿Quién es tu apicultor?
Jarl
Práctica 9; Microrrelato
Práctica 9; Microrrelato
La cajita de música
La cajita de música
Al despertar escuché su voz, y pensé.
Mi vida es como una cajita de música que se pone a sonar cuando le hacen algo
de caso. Conforme se alejaba de nuevo, la musiquita acabó por apagarse.
Máximo de 50
El espejo
Cada vez que miro al espejo veo a ese
monstruo horrible y deforme en el que me he convertido. Intento apartar la
mirada pero la culpa no me deja. Desde el otro lado ese ser malévolo me
devuelve una sonrisa que intenta salirse con la suya: recordarme un pasado del
que nunca podré huir. Las cicatrices que dividen mi cara salen de la piel y se
esparcen por el resto de la habitación, parcelando mis facciones como si de un
engendro me tratase. El ojo izquierdo de mi reflejo mira a mi derecho, mientras
el derecho se va al horizonte. Me muevo un poco y mi imagen se desenfoca,
volviéndose un maremoto turbio de distintas facciones separadas danzando por el
espejo. Esas cicatrices me pesan como una condena, esas cicatrices negras que
llegan hasta el marco del espejo… ¡Espera un momento! El espejo está
roto…
Máximo de 160 con golpe de efecto
Extra:
Por más que lo intentó, no consiguió
que ese gato callejero abandonara su corazón.
Máximo de 50 palabras
Extra
2: homenaje a “El dinosaurio”
Cuando despertó, el gato seguía en su
regazo.
Montag
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