domingo, 14 de diciembre de 2014
El mito de la caverna.
Práctica 4; Describe un objeto cotidiano.
Flores.
Luz a través de un papel.
Llevaba tanto
tiempo secuestrada en el invierno de mi vida que había perdido la noción de lo
que era verdad y lo que no.
Pero supongo
que tenías razón. No faltaba mucho para que los días comenzaran a ser más
largos, y para que la luz perezosa del sol resbalara por mi ventana. Me dijiste
que esperarías hasta que se fuera esta ola de frío ciego para poder sacarme de
casa con un vestido de vuelo ceñido a la cintura.
Aún recuerdo
el día en que colocaste las cortinas contra mi cristal. Todo estaba helado y yo
no tenía fuerzas ni para sacar los pies de entre las sábanas, pero me
prometiste que a partir de entonces todo sería diferente. Que solo tendría que
mirar las cortinas de flores para recordar que, en algún futuro no muy lejano,
volvería a oír los graznidos de los pájaros, y los campos coloreados no serían
solo los de tela blanco roto.
No sé cuántas
primaveras han pasado sin que aparecieras para descorrer las cortinas. He
olvidado lo que hay detrás de ellas, lo que es mirar más allá de ese patrón de
pétalos de colores. No sé ni que no sé nada, porque soy solo un sofista
encerrado en la caverna, esperando al Platón que venga a rescatarme.
No puedo decir
cuándo vendrás a por mí porque ya no sé ni lo que es la primavera. Yo solo me
sé el patrón de las falsas flores que me dejaste.
Julia Concepción Gutiérrez.
Related Posts
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Hum, me temo que en esta ocasión a mi no me has convencido, Julia. Más que nada porque, aunque el texto es claro e incluso emotivo, no describe realmente el objeto en ningún momento: no sabemos ni la forma de las flores, ni su color ni nada. Pero no sólo en la parte denotativa, sino que tampoco hay un vínculo emocional con las flores. Así que, tu prosa fluye con la habitual perfección y en ese sentido no hay queja, pero me parece que esta vez te has alejado un poco del objetivo del ejercicio.
ResponderEliminar