martes, 9 de diciembre de 2014

Un viejo amigo

1 comentario :
Práctica 4; Describe un objeto cotidiano.

Hombrecillo

El habitante amarillo de todos los palacios que hice y deshice en mi niñez.

El pequeño astronauta amarillo me miraba desde su cajita en lo alto de la estantería. Sus manos de pinza sujetaban la pistola de plástico transparente verde con una fuerza inusitada. Sus ojos apenas se veían tras el visor, pero mi niño interno sabía que sonreía bajo su casco.
Puede que sus colores se hubiesen gastado con el tiempo, y que la mano que nunca sujetaba la pistola pudiera caerse si se le movía un poco el brazo.. Puede las piernas chirríen si finge que salta. Puede que yo, al igual que el, seamos demasiado viejos. Pero el es mi astronauta y solo mirarle me transporta a tardes de Otoño soleadas, el olor de la alfombra del salón y todas las cosas que fue.
Recuerdo sus aventuras al planeta de los piratas, donde ninguna chalupa podía correr mas que su aero-moto y el cofre del tesoro estaba lleno de Plutonio (imprescindible para que pudiese volver a casa en su nave espacial). También se enamoró de una reina, el protegía su castillo de piratas y caballeros negros; el usaba super-ciencia y ella su varita mágica y al dragón verde.
Las aventuras desfilan a toda velocidad cuando vuelvo a verle en su caja de cerillas reconvertida en camita (porque no podía dormir sobre las duras piezas de plástico) y siento la culpa de verle ahí, cogiendo polvo y viéndome envejecer. Me siento culpable porque sé que no volveré a jugar con el, pero no me atrevo a dárselo a ningún niño, porqué no se que harán con el y no puedo imaginármelo sin su mano o pintarrajeado con algún rotulador olvidado por una madre. Pero no puedo quitarle de esa camita en mi estantería, regalar las piezas y a todos sus amigos ya fue demasiado, no quiero pensar donde estará ahora toda la pandilla.
El tiempo pasa y el pequeño astronauta sigue en su cama. Sigue porque existe una promesa: Un día mi hijo te querrá como yo lo hice.




Jarl

                        

1 comentario :

  1. Me encanta la descripción tanto de una palabra como, especialmente, la de una frase. Casi es mágica y transmite todo lo que una figura de Lego puede ser para un niño convertido en adulto. Con solo un par de trazos construyes un ambiente familiar con el que es fácil empatizar, y al mismo tiempo el mundo mágico que supone las ilusiones de palacios en el aire, sueños infantiles y juegos perdidos. Incluso consigues transmitir algo de añoranza. Quizás en el párrafo abuses ligeramente de la descripción emocional en vez de la descripción física, pero consigues contar su historia de un modo muy mágico y con mucho carisma, así que se le perdona más que de sobra.

    ResponderEliminar