lunes, 1 de diciembre de 2014

Práctica 3; La importancia de los personajes y sus puntos de vista

2 comentarios :
Práctica 3; La importancia de los personajes y sus puntos de vista

-      Alberto, ¿a cuento de que tiene tu madre que meterse con mi forma de decorar la casa? Desde que se ha jubilado tiene demasiado tiempo libre y no para de criticar todo lo que hago. Seguro que era la profe preferida del colegio. Tengo una suegra que es un tópico con patas.
Estoy harta de este tío. Al principio pensé que podría corregir esos pequeños defectos que me sacaban de quicio, pero cada vez me pone más furiosa. ¿Cuántas veces le he dicho lo de la tapa del wc? ¿O lo de tirar la basura? Yo creo que es tonto o se lo hace.
Y encima se va dando un portazo y dejándome con la palabra en la boca, pues se va      enterar.



-      Cariño, ¿hace falta que te pongas así por una tontería? Mi madre simplemente lo que quería decir es que la decoración del salón no es de su estilo. Venga relaja, que estás subiendo la voz y van a bajar los vecinos para saber qué pasa.
¿Qué mosca le habrá picado a ésta hoy? Está tan encendida que no me deja ni hablar. No sé qué le pasa a Lisa últimamente que parece que se enfada por todo. El otro día me la lió porque había dejado la tapa del wc levantada, según ella por enésima vez. ¡Pues bájala tú, que no cuesta tanto!
El caso es pelear. Se me está poniendo un dolor de cabeza increíble, creo que lo mejor será que salga a la calle a airearme. Así también le doy tiempo a Lisa para que se le pase la tontería.
-      Hala Lisa, voy a salir un rato a ver si me despejo, no me esperes despierta.



Ya están otra vez discutiendo Alberto y Lisa. Voy a tener que empezar a preocuparme, en los últimos meses pelean por cualquier cosa. ¿Que será una suegra? Lisa ha dicho esta palabra entre dientes, no debe ser nada bueno.
Espero que no se separen porque no sabría con quién quedarme. Lisa me compra unas delicias de pescado que me encantan, pero no me acaricia como lo hace Alberto. Me gusta tumbarme encima de él y que me haga cosquillas en la barriga.
Además esta casa me chifla, con un montón de alfombras mullidas por todos sitios para que me aíslen del frío. Eso por no hablar de mi cestita, tan acogedora al lado de la chimenea. Según me han contado mis colegas no es nada habitual tener chimenea viviendo en el centro de Madrid.

Noto que poco a poco están subiendo el tono. Creo que nunca había visto a Lisa con esa cara de enfado. Está muy colorada y no para de gesticular. No sabría decir quien está ganando la pelea. Me temo que los humanos no son como nosotros los gatos  que nos damos cuatro zarpazos y después tan amigos. Que Alberto se haya ido de la casa dando un portazo no es buena señal, ¿verdad?

Paz Salas

2 comentarios :

  1. Es un relato algo confuso, sobretodo porque en poco espacio ocupa varios momentos de la conversación; a la vez que mezcla pensamiento y palabra de una manera que no acabo de ver cuajar. Quizá habría necesitado una segunda lectura y reescritura para darle mas coherencia.
    El gato ha estado bien, le daba sal al relato.

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  2. Me pasé todo el relato pensando quien sería el tercer personaje, ¿la suegra? ¿un vecino? Y, de pronto, llega y es el gato, me ha parecido un puntazo genial, sin duda es lo mejor de la historia. Pero la historia no deja de tener su punto, es difícil narrar algo cotidiano y conseguir que logre tener su propia vida, sin ser asumida por la vida del lector y sus propias experiencias similares.

    Sin embargo, le ocurre un poco lo mismo que a tus otros escritos: es demasiado breve. Plantea una buena situación y unos personajes apropiados para la misma, pero no acaba de profundizar en nada. ¿Qué es lo que frustra a Lisa? ¿Qué cree Alberto que le pasa? ¿Por qué ha ido cambiando la situación?

    Además, el gato tiene unas pocas incoherencias. Por ejemplo, se pregunta qué es una suegra... lo cual implicaría que entiende el habla humana, lo cual solucionaría el resto de sus dudas.

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