domingo, 30 de noviembre de 2014
Correos
Práctica 3; La importancia de los personajes y sus puntos de vista
Sharona
Sharona miraba de reojo los bancos que había un poco detrás
suya mientras se rascaba una pierna con la otra. Llevaba mas de tres cuartos de
hora de pie y empezaba a estar cansada. Quizá toda la gente que había estado en
la cola antes que ella se habían ido por la misma razón, pero desde luego ella
no iba a ser la que dejase sitio a la siguiente.
Tal y como Sharona lo veía el que la mujer que estaba en el
mostrador llevase todo el tiempo hablando y bloqueando a los demás el que
pudiesen mandar sus cartas, o recibir un paquete como era su caso, no le
importaba demasiado. Después de todo tres personas se habían marchado ya de la
fila, por lo que iba a tardar exactamente lo mismo. Lo único que le molestaba
era el tener que permanecer de pie detrás de la linea blanca, como si fuese una
carrera de atletismo, miró de nuevo hacia atrás un segundo para mirar al
adolescente que estaba sentado tranquilamente con los cascos conectados a su
movil, que no había dejado de mirar. El muy vago llevaba sentado ahí tan
tranquilo, sin ofrecer a que otro se siente, mantenía las piernas completamente
abiertas ocupando al menos dos huecos en el banco. Si fuera Randy, su hijo, le
habría dado ya una colleja de campeonato.
Suspiró otra vez, la mujer del mostrador parecía que aún
tenía algunas cosas que hacer. Sharona no acababa de entender como era posible
que se estuviese dando tantas vueltas y complicándolo todo tanto. Cuando iba a
una tienda sabía siempre lo que quería, si tardaba mas de quince minutos en un
mostrador era que algo estaba saliendo realmente mal, por ejemplo cuando la
chica de la compañía telefónica no dejaba de enseñarle modelos alienígenas en
lugar de sacar el que ella había visto en el catálogo. Y aún así estaba segura
que no tardó tanto como la señora, claro que la vendedora de la tienda seguro
que iba a comisión y no como el funcionario de correos al que todo le daba lo
mismo. El iba a ganar lo mismo hiciese lo que hiciese. Era un trabajo sencillo,
estar sentado y dar cosas. No como ella que se pasaba los días de hospital en
hospital con el maletín, buscando en las consultas o esprando en las
cafeterías. Debería haber estudiado unas oposiciones, con lo que tardaba en las
consultas podría haber estudiado unas… lo bueno de las consultas es que tenían
asientos… no como correos.
Natalie
-El asunto era sencillo, necesito recibir cinco paquetes
uno de ellos está certificado, dos han sido por correo en avión y otro ha sido
enviado por correo certificado y urgente y el último no tiene nada especial,
pero cuando lo reciba lo tengo que reenviar. Por otro lado tengo que enviar tres cartas y dos paquetes, sin contar
el paquete que tendré que volver a enviar, por cierto uno de los paquetes que
tengo que recibir no tengo el resguardo, pero si que he traído el DNI, que me
lo piden de todas maneras y ya me ha pasado antes, aunque se tarda un poco mas.
De los paquetes que tenía que recibir el primero era de su tía Jane, Jane
vivía en Toledo (Ohio) y le había mandado un único paquete que eran en
realidad dos, porque se trataba de una raqueta con un bote con las pelotas, las
dos cosas estaban envueltas y unidas por cinta americana (que en Ohio se
llamaba únicamente cinta), así que aunque en el resguardo indicaba que había un
único paquete en realidad eran dos unidos por cinta. Si no aparecía el paquete
con las pelotas de tenis se enfadaría y pondría una reclamación, que ya le
habían perdido una vez un paquete hacía tres meses cuando su sobrina de Ohio le
había enviado un robotito de juguete y no habían aparecido las pilas, en el
embalaje del robot estaba muy claro “Pilas incluidas” y ese era un paquete que
no había sido enviado por correo ordinario, sino que estaba certificado.-
Natalie tomó aire para continuar hablanddo con el
antipático cartero.
-El correo certificado era la mejor manera de mandar un
paquete, uno de los paquetes que había recibido contenía bombones y como el
correo certificado era tan bueno ni siquiera se habrían derretido. Pero no me
refiero a uno de los paquetes que he recibido, sino a un paquete que recibí
hace tiempo, era de Anne que vivía en Toledo (España) antes de que estuviera
prohibido mandar comida por correo. Lo que me recuerda que este otro paquete…-
Dijo moviendo uno de los papeles que había dejado encima de la mesa y
arrastrándolo de un lado de la pila “Papeles que he sacado al azar del bolso”
al de “Resguardos” -… viene certíficado, así que espero que no tenga ni un solo
arañazo, no se lo que puede ser porque mi amigo Jan le gusta enviar cosas
curiosas y raras para darme sorpresas, es que estuvo un poco enamorado de mi
hace muchos años y aún sigue siendo un poco zalamero, yo creo que aunque está
en Zamora sigue estando un poco demasiado enamorado.- Natalie miró un segundo
el recibo y lo volvió a mover con el dedo arrastrandolo por los diferentes
grupitos de papeles que había ido formando en el mostrador. –Perdone, pero
acabo de darme cuenta que ese recibo no era de Jan en Zamora, sino que es de
cuando el vivía en la calle Zarazamora… mientras miró donde esta el resguardo
de Jan ¿Puede enviar el paquete para Jane? Es este que tengo aquí, tenía unos
sellos en casa que compré hace unos años, así que no se si es lo que costará,
así que si me lo pesa puedo pagarle el resto de lo que falte en efectivo,
siempre que no tenga mas sellos de los necesarios, porque entonces lo que
podemos hacer es poner el mínimo de sellos en el paquete para Jane y pago esa
parte en efectivo y los sellos que me sobren los ponemos en el paquete para
Natalie, que es mi hija, a ella le tendré que mandar el paquete certificado,
que es el paquete que tengo que recibir que era urgente y estaba certificado y
luego yo lo reenviare sin lo de urgente, pero también lo tengo que certificar,
porque una vez Anne le mandó a Natalie un paquete y como no estaba certificado al
final se perdió y eso que fuimos antes de los siete días. Por eso he venido
antes de los siete días para el paquete de Jane, ya le he dicho que tengo el
DNI…-
Adrian
Si me levanto de la silla y le golpeo quizá se calle. Pero
tengo que golpearla con algo que pese mucho para que muera de un único golpe y
no me puedan acusar de ensañamiento. Podría usar uno de los bloques de metal
que usamos de sujeta-papeles, pero no está lo suficientemente cerca para que lo
pueda coger, saltar y golpearla, por lo que no podré decirle al juez que fue un
impulso. Bueno, puedo fingir que necesito el bloque de metal para cualquier
cosa y dejarlo a mano y dentro de diez minutos, si continúa hablando y
hablando, le atizo con el pedazo de metal. Debería empezar a demostrar alguna
clase de Tic, para que los testigos puedan decir que mis nervios estaban
resintiéndose. No creo que ninguno de ellos me pueda recriminar realmente si la
mato, quizá el chico de ahí lo está grabando con el móvil y algún psicologo
puede testificar que mi rección fue la esperada. Si un psicólogo dice que es
porque estaba mal quizá no vaya a la carcel, un manicómio no estaría tampoco
nada mal y con buena conducta en nada vuelvo a casa en… ¿Cuánto? ¿dos años? Si
es una jueza y uso mi sonrisa picarona y, teniendo en cuenta que es mi primer
crimen puede que sea incluso menos.
Jarl
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Creo que tu estilo va mejorando claramente con cada relato que pasa y en este caso has logrado contar una historia cotidiana pero con mucha gracia y salero. Aunque la historia es tan abierta como las anteriores, en este caso si consigues transmitir de modo efectivo que la historia entera se ha contado... al fin y al cabo, sólo es un día más en correos.
ResponderEliminarQuizás la parte que peque más sea la de desarrollo de los personajes, especialmente el primero. Así como la pesadez y el caos de la segunda quedan claros y la frustración del tercero también... la primera no acaba de aportar nada a la historia. Ni tiene una personalidad clara ni hace mucho más allá de describir la escena en general.