domingo, 2 de noviembre de 2014
Complutense,2050
Práctica 1; Escribe sobre lo que conoces. Ámbito académico
La decadencia
es una cosa progresiva, por eso, para cuando ya se ha establecido, se asume
como algo normal. Sin embargo, siempre se oyen cosas:
Hace décadas,
la universidad era algo público, las tasas asumibles y cualquier persona podía
acceder a la enseñanza. Los precios fueron subiendo de manera subversiva y el
Gobierno de la Elocuencia consiguió convencer a toda la sociedad de nuestro sistema
económico de castas de que solo aquellos que pudieran pagar sus estudios
merecían ser enseñados. Decidieron renovar el sistema educativo, mejorar las
aulas, preparar mejor a los profesores; con el único propósito de justificar
las merecidas cifras astronómicas de acceso.
Los Elocuentes,
en su infinita benevolencia, decidieron ofrecer un número de dádivas a aquellos
alumnos aventajados de los colegios de las castas más bajas. La educación en
esos centros se recrudeció y la exigencia de conocimientos crecía a diario, convirtiendo
a los alumnos en auténticas ratas de biblioteca que pasaban noches enteras con
libros roídos entre sus manos, intentando absorber algo de esas migajas de conocimiento.
Cuando el saber
adquirido fue notable, comenzaron a organizarse entre ellos.
Todos no
conseguían acceder a las universidades, pero comenzaba a gestarse algo más fuerte.
Acabaron con el sistema impregnando los libros de las bibliotecas
universitarias con toxinas gracias a la ayuda de los que habían conseguido
acceder a la universidad.
La casta se
desmoronó y aquellas ratas de biblioteca se hicieron con el control de la sociedad.
Se vengaron por todos esos años de miseria y disgregación intelectual y no tuvieron
piedad con aquellos que les habían negado la Ciencia, las Artes, la Literatura
y la vida digna durante tantos años.
La caza de
sofistas aún continúa, y los eruditos nos reconocemos por las llagas de las
manos. Las toxinas ya no nos afectan
Black
Maiden
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Me ha gustado el relato, una distopía que en estas pocas palabras traza décadas de historia y la revolución final. Tiene fuerza y energía, y la promesa de algo mejor pese a que comience con la decadencia. De hecho, hay una progresiva mejora, como si el tiempo hiciese a la gente avanzar hacia la luz, lo cual le da una cierta esperanza a la historia, esperanza en que esta sea la revolución buena.
ResponderEliminarSin embargo, creo que ha fallado de lejos a la cuestión del ejercicio. Se suponía que escribíamos sobre algo académico y relativamente cotidiano... y una distopía de ciencia-ficción, por mucho que me guste, no lo es. Creo que la función de los ejercicios es tratar de forzarnos a salir de nuestros registros, a hacer cosas diferentes y aprender haciéndolo; y creo que, en esta ocasión, no se ha conseguido.
Hola, en primer lugar, gracias por tu comentario. Antes de enviarlo, mi mayor duda era si se ajustaba al tema del ámbito académico o no. Finalmente, me decidí a mandar este, en vez de escribir otro más canónicamente académico, basándome en que precisamente había escrito a partir de algo que conocía. Intenté usar un tema muy actual en el ámbito académico universitario e imaginarlo un poco difuso; es decir, qué pasaría si esa realidad cotidiana de la universidad tornase en algo distópico e irreal a través de un punto que entendemos hoy en día (la tan conocida subida de tasas).
ResponderEliminarEn cualquier caso, gracias por tu critica. Intentaré que el próximo encaje más directamente en el tema planteado. Un saludo.