domingo, 16 de noviembre de 2014
Lo que perdí
Práctica 2; Mal de la hoja en blanco. Palabras aleatorias.
Muchos me han hablado
de usted y de su capacidad para hipnotizar, he recibido muchos consejos no
deseados, he escuchado muchas historias y en general, ningún argumento convincente
de que las técnicas que utiliza realmente funcionen. Sin embargo, ha pasado ya
mucho tiempo, he probado de todo y usted era lo último que me quedaba.
Cuando desperté en el
hospital, la luz me cegaba, mi cuerpo cansado estaba entumecido por el dolor, y
cuando todo comenzaba a tener sentido lo primero que tuve frente a mí, era el
dulce rostro de la hermana Cristina, la monja voluntaria que me visitaba en ese
momento. Con su dulzura y su voz tranquila pudo decirme a duras penas que
estaba ingresado por una herida de bala, un disparo cuya procedencia era
desconocida ya que me encontraron en la entrada de urgencias.
Hasta ahora, durante 15
años, he vivido de forma tranquila y ordenada, una vida común y corriente,
sintiéndome como una máquina, un ordenador que aunque funcione a la perfección,
sabe que ha sido formateado y que nunca podría recuperar aquello que borró.
Hasta este momento, el único recuerdo que tenía era un sonido ensordecedor, un
dolor punzante y oscuridad.
Todas las mañanas me
despertaba y no podía evitar mirar una y otra vez el pequeño pez dentudo que
tengo tatuado en la cara interior de mi antebrazo. Una piraña fea, amenazante, de
dientes grandes, que resultaba todo un
enigma; un tatuaje sin sentido que hasta ahora evitaba enseñar porque aunque
esté en mi cuerpo no sentía que fuese mío ni que me diese una identidad, sino
que me hacía sentir aún más extraño.
Tras meses y años, hoy
por fin en lo que me han parecido solamente segundos, sé lo que ocurrió.
Mi nombre es Peter
Sullivan, cuando tenía 20 años jugaba a ser un chico malo, un atracador de poca
monta apodado ‘’El Pirañas’’, por un tatuaje feo y mal hecho en una noche de
borrachera. Cuando me dispararon estaba completamente drogado; me había metido
con el tipo equivocado, alguien que siempre se cobra sus deudas sobre todo si
se la jugaban, tal y como yo había hecho. Era una basura sin familia y sin
hogar al que volver, alguien a quién nadie echaría de menos, que en sus últimos
momentos sólo deseaba un viaje más.
Nunca podré saber quién
me dejó en las puertas del hospital ni por qué me ayudó esa noche, pero al fin
estaré en paz al saber qué fue del
muchacho que olvidé ayer y que está detrás del hombre que recuerda ahora.
Asys
Palabras usadas: PIRAÑA, DISPARO, MONJA, ENSEÑAR, RECUERDO, ORDENADOR, CONVINCENTE.
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Me ha gustado mucho, la verdad, el cómo el personaje pasa de la confusión inicial a la memoria y la reconstrucción de los hechos que lo han llevado a donde está. Especialmente, cómo al final sólo tiene algunas de las respuestas, no todas, de modo que su memoria aún tiene huecos, lo cual le da mucha credibilidad.
ResponderEliminarComo crítica, creo que hay un hueco importante en la trama. Comienza hablando de la necesidad de que lo hipnoticen para recordar y, de pronto, ya lo recuerda todo. Lo lógico es que en el medio lo hayan hipnotizado, pero sin explicar eso lo que queda es una transición poco clara de un estado al siguiente. Sólo un "lo que me han parecido segundos" me parece poco para un momento tan trascendental en la vida de una persona.